Prevención de enfermedades cardiovasculares: el enemigo silencioso que lidera la mortalidad global
- Dra. Antonia León Kattan

- 27 ago
- 3 Min. de lectura
Mes del Corazón: obesidad, menopausia y estilo de vida en un desafío que nos involucra a todos
El corazón bajo amenaza: un problema mundial
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son, desde hace décadas, la principal causa de muerte en el mundo. Cada año superan los 17 millones de fallecimientos, más que cualquier otro grupo de enfermedades.

No se trata solo de cifras: detrás de cada número hay familias afectadas por infartos, accidentes cerebrovasculares y otras complicaciones que podrían haberse prevenido.
En Chile, el escenario refleja esta tendencia global: las enfermedades del sistema circulatorio se ubican al tope de las estadísticas de mortalidad año tras año. Un ejemplo local que nos recuerda que este desafío es universal.
Obesidad y riesgo cardiovascular: el gran catalizador
La obesidad es mucho más que un tema estético: es una enfermedad crónica que altera la salud metabólica y multiplica el riesgo cardiovascular.

Cuando aumenta el peso corporal, también lo hace la presión arterial, se desajustan los niveles de colesterol y triglicéridos, se incrementa la resistencia a la insulina y se activa un estado de inflamación crónica. Todos estos son caminos que conducen, silenciosamente, a un corazón enfermo.
La relación es directa: mientras la obesidad avanza a escala mundial, también lo hace el impacto de las enfermedades cardiovasculares.
La obesidad es uno de los factores más influyentes en la prevención de enfermedades cardiovasculares, porque su control permite reducir significativamente la presión arterial, mejorar el perfil lipídico y disminuir la inflamación crónica que daña el corazón.
Mujeres: del escudo hormonal a la ventana de vulnerabilidad
Durante la edad fértil, los estrógenos ofrecen a las mujeres un nivel de protección natural frente a las ECV. Mejoran el perfil lipídico, favorecen la elasticidad de los vasos sanguíneos y modulan la inflamación.

Sin embargo, al llegar la menopausia, este efecto protector disminuye drásticamente. Con ello aumentan el colesterol LDL, la rigidez arterial y, especialmente, la acumulación de grasa visceral, que es metabólicamente más peligrosa.
El resultado: la incidencia de enfermedades cardiovasculares en mujeres se equipara —e incluso supera— a la de los hombres en esta etapa de la vida. Por eso, la transición hormonal se convierte en un momento clave para reforzar la prevención y el acompañamiento médico.
Hábitos saludables y prevención de enfermedades cardiovasculares
La buena noticia es que gran parte de este riesgo sí es prevenible. La investigación científica demuestra que los hábitos de vida determinan en gran medida la salud del corazón.
No se trata de seguir recetas rápidas ni planes de 30 días, sino de decisiones sostenibles:

Elegir una alimentación basada en alimentos frescos y naturales.
Mantenerse en movimiento de manera regular.
Dormir lo suficiente y manejar el estrés.
Dejar de fumar y realizar controles médicos preventivos.
El estilo de vida es, en definitiva, el terreno donde se gana o se pierde la batalla contra las enfermedades cardiovasculares.
Un llamado global a la prevención
El Mes del Corazón es un recordatorio global: todos tenemos un corazón y todos enfrentamos los mismos riesgos. Las cifras son alarmantes, pero también son una oportunidad para cambiar la historia.
Las enfermedades cardiovasculares no son un destino escrito. Son, en gran parte, un reflejo de cómo vivimos. Y en ese reflejo, cada decisión —individual y colectiva— cuenta.






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